miércoles, 6 de agosto de 2014

¿Cómo decimos lo que decimos?

Tomé un párrafo del capítulo 8 del libro "La alquimia de la voz" de Stewart Pearce el cual dice:

..."La mayor parte del tiempo pensamos muy poquito acerca de la calidad de las palabras que elegimos o la esencia del tono que empleamos para pronunciarlas. Rara vez establecemos una conexión consciente entre los pensamientos que tenemos y las palabras que expresamos. Sencillamente hablamos como nos sale. Sin embargo, las palabras son mucho más que simples herramientas de comunicación; las palabras anclan los estados, es decir, definen el estado emocional en que nos encontramos..."   (cursiva agregada)

Creo que en gran parte, los problemas de comunicación que tenemos en nuestras relaciones, sean cuales sean, tienen que ver con esto de que no dejamos de convertirnos en una " máquina parlanchina" de información. Casi nunca, o rara vez le damos cabida al corazón en esto de comunicar lo que realmente sentimos. Somos demasiado racionales, y nos conformamos con que nuestro interlocutor "entienda" intelectualmente lo que decimos, sin estar seguros de haber llegado a su corazón, a sus sentimientos. Damos por sentado que todo quedó claro, por eso de que "hablando se entiende la gente", no nos expresamos con sinceridad, empatía, no nos damos cuenta lo que al otro le pasa cuando le estamos diciendo algo. La música crea anclajes, los sonidos, los aromas, las palabras, todo aquello que entra por los sentidos queda guardado en nuestra memoria no solo cerebral, sino corporal y  celular. Es por ello que no siempre es lo que dijimos lo que causó tal impacto emocional sino desde donde y cómo lo dijimos.
Igual que el efecto de "leer entre líneas" es el de expresar entre líneas. Tenemos aún mucho que aprender en el arte de hablar y de escuchar.

Graciela Sutta

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