domingo, 26 de agosto de 2012

El poder del sonido

Entre mis experiencias con el sonido en materia de terapia, viví con el grupo de compañeras de curso un poder energético muy fuerte al tocar tambores, nuestro corazón, se mimetiza con los sonidos circundantes, como tendemos a la resonancia por simpatía, si el ritmo es lento, se enlentece, si es rápido, se acelera, nos sintonizamos con el entorno. Mi corazón se aceleró enormemente. Ante la presencia de otro tipo de instrumentos como las sonajas, la experiencia fue muy diferente, tuve esta vivencia como una situación muy agradable, y hasta visualicé algo especial. Pero, la voz, es algo sublime y supremo en cuanto a posibilidad de expresión, no podemos "decir" tanto con otro instrumento, como expresamos a través de la voz, es el alma misma que se expande y sale de nosotros.
Luego, en mi viaje de regreso, tuve una sensación desagradable en el pecho, como suele sucederme cuando se me sube la presión, me vieron dos médicas, y no pudieron encontrar nada malo, solo una subida no muy importante de la presión, que no era tal como para causarme tanto malestar, luego siguieron estudiándome, comprobando el nivel de glucosa en sangre, el pulso, auscultaron el corazón etc. y no pudieron saber nada porque lo mensurable, no detectaba nada. Me mandaron a tomar un ansiolítico y a dormir en el viaje.
Me quedé pensando, en aquello que no se puede medir con los aparatos de la medicina tradicional de occidente, me quedé pensando en todos los males que nos aquejan y que solo pueden sanarse usando otros medios tanto de diagnóstico como de curación, concluí que estaba en mis manos, en mi poder, y con la ayuda de Dios, el poder encontrar solución a mis conflictos, esos que no detecta el estetoscopio, esos que no salen en un electrocardiograma, en un análisis, en un tensiómetro, pero que SI EXISTEN esos conflictos, que muchas veces nos ponen en situaciones difíciles porque no resolvemos de un día a otro, y que al no encontrar solución, se transforman en síntomas físicos y que están allí esperando ser atendidos por fin.
Me encontré a solas con mi corazón, hablé con él y traté de comprenderlo, no como un músculo encargado de proveer la sangre a todo el cuerpo, sino como esa parte de mi ser donde están todos mis sentimientos y emociones.

Graciela Sutta


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