Es una paradoja que en esta época de tanto exceso de comunicaciones y relaciones a través de internet, celulares, teléfonos etc. el hombre se encuentre con tanta necesidad de comunicarse con él mismo.
De tanto vivir hacia afuera, nos hemos olvidado de vivir hacia adentro, sabemos más de lo que pasa en el otro extremo del mundo que lo que pasa en el interior de nuestro corazón.
El hombre necesita restablecer esa comunicación interior, para conocerse, para re- conocerse, para encontrarse con sus verdades, para entender mejor sus reacciones, para poder, dar al otro lo mejor de si. Si antes no somos capaces de reconocer nuestros valores, nuestras carencias, la luz y las sombras que forman parte de nuestro SER, es muy difícil establecer esa comunicación consciente, en la cual vamos a poner mucho de nuestra parte para entender y ser entendidos, partiendo del autoconocimiento.
En este sentido, múltiples disciplinas, terapias y herramientas nos ayudan para la tarea.
La terapia con sonido, es una de ellas, podemos acceder a través del uso de algunos instrumentos especiales como lo son los cuencos tibetanos, los cuencos de cuarzo y nuestra propia voz a espacios interiores muy profundos. A través de envolvernos en el sonido y la vibración, nos reconocemos, nos acercamos a nuestro origen, nos "afinamos" de acuerdo al orden perfecto del universo y la naturaleza, encontramos paz interior, podemos meditar y acallar la mente, y de ese modo, convertirnos en seres más conscientes, que viven en un plano más elevado, apreciando las cosas valiosas que antes no veían.
Es una placentera forma de sentirnos BIEN en forma individual y grupal.
Graciela Sutta
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