En esta época moderna, en las ciudades, es difícil que las personas se sientan conectadas con ellas mismas.
Tenemos muchos dispositivos para conectarnos con otros: celulares, teléfonos, chat, etc.; con eso a veces hasta reemplazamos el contacto directo con los otros. Cuando de comunicarnos y conectarnos con nosotros se trata, es aún más difícil, porque le sumamos la televisión o la música como medio de escape. Las responsabilidades y obligaciones nos mantienen todo el tiempo ocupados. Rara vez encontramos tiempo para escuchar simplemente el silencio. Algunas personas confiesan que no les gusta estar en silencio.
Es cada vez más necesario poder tener esta conexión con los sonidos de la naturaleza: el viento, los pájaros, un arroyo, escuchar nuestra propia respiración, concentrarnos en el latido de nuestro corazón...es en medio de esos sonidos, y del silencio que nos encontramos con nuestro íntimo modo de ser, nuestro corazón y emociones.
La relajación tiene un papel preponderante en este sentido.
Con un grupo de amigas de la iglesia estuvimos practicando un poco este ejercicio de desconectarnos del afuera para estar más en el adentro.
Es necesario adoptar este hábito en nuestras vidas para poder dejar de lado tantos pensamientos que nos invaden y nos están preocupando constantemente.
Es necesario volver a la fuente, volver a respirar el oxígeno y la energía de los árboles y las plantas, es necesario sentirnos conectados con las demás criaturas como los animales por ejemplo. La paz interior se alcanza aquietando la mente.
Graciela Sutta
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